8. Tulsa – Centauros

Cuando Miren Iza se retiró a Nueva York tras dos discos de pop-rock de corte folk y sureño, probablemente ni siquiera ella sabía que, a su vuelta, iba a regresar -discográficamente hablando- rodeada de sintetizadores y concediendo cada vez menos protagonismo a la guitarra de sus inicios. Tras La Calma Chicha (Gran Derby, 2015), Centauros ha llegado en 2017 para confirmar la renovada condición de Tulsa y, de paso, hacerlo luciendo un ímpetu inusitado hasta la fecha en Miren Iza.

Apoyada otra vez en Charlie Bautista y, en esta ocasión, también en Ángel Luján (Estudios Reno), Iza ha dado con su disco más compacto y con menos lagunas. La poesía de ‘Brancusi’, la energía de ‘Atalaya’, el revisionismo electrónico de la delicada ‘La miel que pudo ser’ o el academicismo de su dúo con Abraham Boba en ‘Pequeñas embestidas’ hacen de Centauros una de las mejores colecciones del año.